No sólo es el principio del club, sino un regreso a la esencia del Club y a nuestra esencia en general: compartir las rutas inexploradas y hacer vivir el auténtico espíritu de la exploración polar. Nuestros objetivos en esos primeros años de expediciones fueron: Vatnajoküll, el mayor campo de hielo de Islandia y uno de los mayores de Europa con un área total de 8100 km2; el Landmanalaugar también en Islandia, que los viajeros recorrieron con raquetas; y el Inlandis o casquete polar groenlandés, un glaciar de dimensiones gigantescas que se extiende 2.500 km de norte a sur y 1.000 km de este a oeste, cuyo espesor de hielo sobrepasa en determinadas áreas los 3.000 m.

Dentro de poco podrás leer en su totalidad los relatos sobre estas apasionantes expediciones, pero por ahora te dejamos con un pequeño resumen y un perfil de sus protagonistas. ¡Para ir abriendo boca!.

josueTRAVESÍA DEL VATNAJÖKULL por Josué Beivide
Josué es un auténtico viajero polar que ha compartido varias expediciones con nosotros. Apasionado de la montaña, es un excelente escalador a pesar de que un accidente laboral le sesgó varios dedos de una mano. Ni siquiera eso le ha impedido lanzarse a aventuras de la dimensión de la travesía de este increíble campo de hielo islandés.

En su relato, Josué nos cuenta cómo fue precisamente durante otro viaje con Tierras Polares – la travesía de la superficie del mar Báltico congelado – cuando le entró el gusanillo de lanzarse a esta aventura instigado por lo que nuestro guía Jaime Barrallo le contaba sobre el lugar. Ahí comenzó una travesía de 130 kilómetros sobre el hielo que se convirtió en 130 kilómetros de aventura, con sus rigores y sus recompensas.


magdaTRAVESÍA DEL INLANDIS GROENLANDÉS por Marga Clemente
Marga lleva prácticamente toda la vida practicando deportes de aventura, ha sido colaboradora de Tierras Polares y ha guiado varios viajes para nosotros. Esta madrileña afincada en La Rioja lleva la expedición en el ADN y ha sido la primera española en cruzar Groenlandia sin asistencia.

Ella nos contará de primera mano la dureza de los 37 días de travesía por el casquete polar groenlandés, que recorrieron de costa a costa, en una travesía de 600 kilómetros con esquís y pulkas (pequeños trineos en los que los que los compañeros llevarán todo el material necesario). En su relato encontraremos cómo consiguieron sortear grietas, soportar las bajísimas temperaturas y sobrevivir a un ambiente en el que tan sólo les acompañó el viento helado sobre el desierto blanco.

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