Viaje de Tierras Polares al que hace referencia:
La Ruta del sur de Islandia. 8 días (del 19 al 26 de Julio de 2013)

19 de Julio de 2013:

Son las 4 de la mañana y nos levantamos ilusionados por el viaje, como si hubiésemos dormido algo.

Volamos de Madrid a Londres donde nos toca esperar 4 horas hasta el vuelo a Reykjavik. Somos los únicos turistas en el aeropuerto con botas de montaña, por lo que hacemos apuestas de quien sí y quien no va a Islandia. No acertamos ni una vez.

Llegamos a las 3 de la tarde a la capital islandesa donde nos recoge uno de los guías españoles que nos lleva al albergue junto con un compañero vasco. El albergue es acogedor y perfecto para descansar.

Por la tarde paseamos por Reykjavik. Más que una capital parece una pequeña ciudad amable y sencilla. No hay ruido ni contaminación. Las casas no levantan más de 3 alturas y son de colores claros, a veces hasta alegres y variados. Nos sorprende que muchas estén recubiertas de chapa. Está todo muy limpio y apacible. Hay muchos restaurantes y muchas tiendas de montaña, unos músicos de jazz tocando en un escaparate de una tienda de ropa deportiva y ni un solo policía.

Fue una noche movidita porque los compañeros se fueron uniendo a lo largo de toda la noche, alguno incluso sin dormir.

20 de Julio de 2013:

Quedamos a las 8:30 para conocernos y cargar las mochilas en la furgoneta. Andrea es nuestra guía del viaje y Elvira la acompaña para hacer su rodaje como guía.

Nos dirigimos hacia la laguna de Kleifarvatn al sur de la capital. Atravesamos campos de lava como enormes borbotones negros cubiertos a veces por musgos y líquenes. Un poco después nos detenemos y comenzamos a andar hacia unas fumarolas y fuentes termales. El agua con logo gris emerge hirviendo en muchos lugares de la ladera, oliendo a sulfuros y tiñendo de colores la tierra de alrededor. Paramos a sotavento de una fumarola generosa que nos baña de vapor de agua, cargada de olores, y nos empapa en pocos minutos.

En el camino hacia la siguiente parada, vemos secaderos de bacalao en los campos de lava y nos detenemos en un lago que ocupa el cráter de un volcán.

Cruzamos la ciudad de Selfoss, la más grande del sur de Islandia de camino a las cascadas de Seljalandsfoss, que cae de un escarpe de más de 50 metros de altura. Pasamos por detrás del agua  hasta la cascada escondida (Gljufrabui), un lugar mágico. Es una caída de agua al fondo de una profunda grieta vertical completamente verde por el musgo, donde puedes encontrar un enano o un elfo si lo buscas un poco. Tras el éxtasis, disfrutamos de un radiante sol mientras comemos junto a las cascadas.

Después de comer viajamos hacia el este camino de Vik. De camino paramos en Dyrhólaey una playa negra con acantilados esculpidos en el basalto y formas erosivas como arcos naturales y farallones que aquí tienen nombre de trolls.

Al llegar a la casa de Vik para pasar nuestra segunda noche nos llevamos la sorpresa de que había un jacuzzi al aire libre para poder disfrutar de los trolls que campan tranquilos en la playa de esta localidad!!!

21 de Julio de 2013:

Durante la mañana visitamos las cascadas Skógarfoss. Subimos una escalinata de peldaños de hierro que va escalando la fuerte pendiente. En lo alto un mirador volado sobre la cascada donde paran la mayoría de turistas para la foto. Continuamos el trecking rio arriba durante hora y media junto al cañón escavado violentamente por el agua. Cada cierto tramo un nuevo salto genera una nueva cascada. Arriba nos sumergimos en la niebla. Laderas verdes de musgos y pastos, ovejas salpicadas de 3 en 3 por los escarpes y los prados, y agua por todas partes.

Llama la atención la inmensa planicie al nivel del mar que se extiende al pié del cortado montañoso. Es una gran zona de sedimentación totalmente llana.

Por la tarde viajamos hacia el este y paramos en Reynir. Una playa de arena negra y acantilados de basalto con disyunción columnar.

Seguimos viaje. Un buen rato discurre la carretera por el Sandur (en la región de Mýrdalsandur), una basta extensión de cantos y gravas que separan las montañas del océano.

Entre media cruzamos el campo de lava del Laki que está a más de 80 kilómetros!!! La lava está cubierta de musgos y son kilómetros cuadrados interminables e intransitables.

Llegamos a Hvoll, donde hacemos la 3ª noche en un albergue muy confortable. Andrea nos cocina unos filetes de cordero adobado al horno, todo un plato nacional.

22 de Julio de 2013:

“Amanece“ soleado, muchísima luz y buena temperatura.

Continuamos hacia el este atravesando el Skeidarársandur (Sandur del glaciar Skeidarárjokull). Vemos al norte los frentes glaciares de más de 20 kilómetros de extensión (de los mayores del mundo).

Paramos un momento para ver un puente roto resultado de la actividad volcánica del Katla al derretir los glaciares cercanos, que queda muy bien explicado en el centro de interpretación de Skatafells.

Llegamos a Skatafells donde  comenzamos una pateada entre abedules enanos y una exuberante y sorprendente vegetación de arbustos y flores. Llegamos hasta un mirador por encima del frente de la lengua glaciar.

Retornamos hacia abajo por otro camino y visitamos la cascada Svartifoss instalada en un cañón de basaltos columnares que recuerdo a un gigantesco órgano de catedral. De hecho esta formación inspiró la estética de la iglesia de Reykjavik.

Por la tarde hacemos otra larga parada en el lago Jökulsárlón, resultado de la actividad glacial del “gigante” Vatnajökull ( el 3er glaciar más grande del mundo). El lago tiene un fondo sobre escavado de 300 metros de profundidad por lo que está por debajo del nivel del mar. La salida del agua del lago comunica con el océano. Impresiona la cantidad de icebergs que se han desprendido del frente glaciar y flotan a la deriva entre el agua dulce del lago y la marea que sube y baja.  Montamos en un vehículo anfibio de la perestroika.

Pasamos la noche en unas casitas de madera de un albergue escuela que está en mitad de la nada, pero una nada bien bonita.

23 de Julio de 2013:

A primera hora de la mañana (sigue siendo de día) nos acercamos a la playa de los icebergs.

Ya de regreso hacia el oeste vamos a la lengua glaciar Fjarllsjökull donde después de una caminata de una hora recorriendo las morrenas del glaciar, nos equipamos con crampones y cascos para tener un bautismo de caminar sobre el hielo.

Después de repostar y cargar víveres para adentrarnos en la isla, paramos a comer en un bello cañón del río Fjadrárgljúfur. Es una garganta de 100 metros de profundidad y 2 kilómetros de largo que se puede recorrer fácilmente. Este es el típico lugar donde los islandeses se bañan en el río congelado.

Por la tare viajamos durante 3 horas para recorrer los 70 kilómetros hasta el camping de Landmannalaugar. El trayecto es por pistas y se vadean varios cursos de agua. Es naturaleza en estado puro.

Allí nos esperaba el río de aguas termales y lo más parecido al campamento base del Himalaya: cientos de tiendas de campaña y vehículos 4×4 de todo tipo y tamaño con hogares adosados.

Pasamos la noche en un Domo después de bañarnos en el río calentito a la espera de ver la noche que nunca llegaba.

24 de Julio de 2013:

Emprendemos un trecking circular de 3 horas en el que cruzamos un campo de lava negra con obsidiana y riolita. Vemos fumarolas, zonas desérticas, de colores increíbles (ocres, pardos, anaranjados, verdosos…)

Cuando volvemos aprovechamos que Andrea nos está preparando unos sándwiches para ir a darnos un último baño en el rio de aguas cálidas…hay que preparar la siesta!!!

Por la tarde nos acercamos al cráter de un volcán que aloja un impresionante lago en su interior. Como no podía ser de otra forma subimos andando.

Camino del albergue en Hvolsvöllur nos detenemos en los extensos campos de lava del volcán Hekla (el más activo últimamente de Islandia) y cogemos lava del año de nuestro nacimiento.

En el albergue Andrea y Elvira nos vuelven a deleitar con una cena deliciosa de productos islandeses: hoy toca salmones con distintos aliños y verduras a la parrilla. Mil gracias!!!!

25 de Julio de 2013:

Nuestro último día en Islandia, pero aun muchas cosas por vivir.

Vamos por la 1 en dirección Reykjavik hasta Gullfoss (la cascada de oro en islandés) posiblemente la más espectacular de todas. Se trata de una caída de 70 metros en dos saltos que se ha formado por la erosión diferencial sobre una superposición de capas de basalto alternando con capas sedimentarias de conglomerado.

Siguiente parada: Geysir. Hay varios puntos de salida de geyser pero solo uno está activo. Cada 6 o 7 minutos sale un chorro de 20 metros de altura. Se trata de unas formaciones circulares en la superficie pero con un gran túnel vertical hacia el interior, lleno de agua caliente. Cuando los gases comprimidos abajo van subiendo a través de la columna de agua la superficie de la “piscina” hace borbotones e impulsa el agua con fuerza.

Por la tarde vamos a Pingvellir la brecha misma de la dorsal atlántica. En el centro, el lago más grande de Islandia, cuya profundidad aumenta cada año. Este lugar es también emblemático a nivel histórico porque aquí se reunían en la edad media (siglo XI) para tomar decisiones importantes para la comunidad y es donde se fundó el primer parlamento democráticos del mundo.

Finalmente regresamos a Reykjavik donde después de una ducha en la casa de Ramón Larramendi nos paseamos por la ciudad para ver el edificio HARPA y darnos una cena homenaje de despedida.