Tiempo inmejorable, cielo etereo sobre hielo eterno; esta era la sensacion de dirigirnos al norte; entre el agua semi-helada de la superficie, que la barca rompia sin tregua, los sonidos mudos , las gotas de mar salpicando y la idea de ir al norte, donde muere el glaciar y nacen los iceberg; el agua deja escapar cientos de tonalidades cambiantes para ser recogidas por mi camara.
Que es un viaje si no compartes algo con las personas; compre unos caramelos en Barcelona, como de costumbre, con la idea de repartirlos a los niños que suelo encontrar en mis viajes ( Senegal, Niger, marruecos, Tanzania )y darles una sonrisa.
En este caso, en Narsaq, anduve paseando con otra compañera de viaje y tras pedir permiso a una profesora en el patio, reparti unos caramelos y entonces empezaron las sonrisas, las miradas curiosas, asombros hacia mi persona, que como llevo un gran bigote blanco, les comente que era Eric el Rojo; entre miradas, sonrisas, tocandome el bigote, subiendose a mi espalda, cogiendome de las piernas y jugando a coger caramelos, casi acaban conmigo, como un pequeño partido de rugbi; yo siempre dispuesto a soportarlo todo, a cambio de una sonrisa. Aqui podeis ver a los pillines.
Tras la excursion en el glaciar y un breve y buen sopistant, mientras descendiamos, observe como puntual, se acercaba Haio a buscarnos; en la foto se mezclan son sentidos; pense en como debe sentirse un hombre solo navegando por aquellas aguas; la sensacion de cruzar las aguas, los fiordos y a la vez, el sentido del trabajo cotidiano, en estar en el lugar y en el tiempo, siempre dependiendo de la climatologia; las estelas en aqueas frias son mas perezosas y permiten ser fotografiadas con mas detalle. Su sonrisa y alegria, denotaba ganas de compartir momentos con desconocidos antes, compañeros de viaje ahora.